Neuroplasticidad o la capacidad de reprogramar nuestro cerebro

Neuroplasticidad o la capacidad de reprogramar nuestro cerebro

Neuroplasticidad, atención plena y enfermedad mental

Aquello a lo que prestamos atención influye en cómo funciona nuestro cuerpo y en nuestra forma de pensar, sentir y actuar, dibujando nuestra realidad. Pero la atención puede educarse, puede dirigirse, para que todo lo demás cambie. Las razones de que eso suceda se encuentran en la neuroplasticidad o plasticidad del cerebro, y en la plasticidad sináptica; las mismas que facilitan la recuperación tras algunos trastornos mentales y enfermedades neurológicas.

Neurorigidez vs Neruroplasticidad

Durante décadas, la ciencia defendió la inalterabilidad del cerebro, neurorigidez. Se entendía que el cerebro se modificaba solo durante la niñez; desde las primeras semanas de gestación en las que se forman las neuronas y comienzan su migración, hasta que este proceso finaliza poco después del nacimiento. A partir de ese momento, el único destino del cerebro era su deterioro.

Esa creencia se apoyaba en que durante la edad adulta no se generaban nuevas neuronas –cuestión que en la actualidad sigue siendo controvertida al existir investigaciones que apuntan en ambas direcciones-, y en que tampoco era posible el establecimiento de nuevas conexiones neuronales. Además, el cerebro, al igual que el resto del cuerpo, está diseñado para ahorrar energía. En este caso, a través de patrones y estructuras de pensamiento, de mapas mentales, que permiten responder de forma casi automática ante situaciones cotidianas y reservar energía para momentos de peligro, lo que genera cierta resistencia a cualquier cambio.

La evidencia científica ha demostrado todo lo contrario. Las propiedades físicas, químicas y biológicas del cerebro están en constante cambio y las neuronas pueden establecer nuevas conexiones entre sí a lo largo de toda la vida, plasticidad sináptica. Ello explica que los mapas mentales adquiridos puedan romperse y establecerse otros nuevos, permitiéndonos modificar hábitos y adquirir nuevos conocimientos.

Atención consciente y neuroplasticidad

Aquello en lo que depositamos nuestra atención, a lo que le damos relevancia o nos requiere más concentración, cambia nuestro cerebro. Cada vez que modificamos nuestros pensamientos y/o hábitos, o nos fijamos en algo diferente, estamos cambiando la química del cerebro y los mapas cerebrales, activando, bloqueando o descubriendo habilidades, pensamientos, sensaciones…

La atención consciente obliga al cerebro a salir de su zona de confort y a establecer nuevos mapas mentales reforzando su plasticidad.

Sin una adecuada gestión de la atención, ésta puede crear un laberinto que tal vez no sea el que mejor nos haga sentir y ponga en entredicho nuestra salud mental y emocional.

Lo que estamos tratando de explicar se materializa en situaciones cotidianas como la siguiente. Estar dándole vueltas a una misma idea constantemente –pensamientos rumiantes– genera que el cerebro refuerce determinadas conexiones neuronales que harán que la atención se centre cada vez más en ese pensamiento volviéndose automático y compulsivo, con sus correspondientes reacciones, evitando que experimentemos otra diferentes. Si estamos pensando en algo constantemente es porque vemos en esa situación algún tipo de peligro y el cerebro potencia los pensamientos y sentimientos en función de la importancia que le otorguemos para sobrevivir.

Pero es en la plasticidad del cerebro donde está la solución. Podemos deshacernos de esos pensamientos, sentimientos y formas de actuar, aprendiendo a poner límites a los estímulos que nos están generando daño y fijando la atención en otros diferentes para establecer nuevos mapas mentales, fomentando la autocuración. Realizar lo que estamos proponiendo no es sencillo, requiere de entrenamiento y existen terapias para favorecer ese proceso.

Enfermedad mental y neuroplasticidad. Terapias para cambiar los mapas mentales

El objetivo de algunas de las terapias que realizamos en MIMAPA – Centro de Psiquiatría y Psicología, como EMDR, Neurofeedback, Mindfulness, es ofrecer a los pacientes la oportunidad de que adquieran las habilidades necesarias para cambiar sus mapas mentales y salir de la neurorigidez que pueda estar limitando su bienestar.

Una de las ventajas de la neuroplasticidad es que permite terminar con la estigmatización de muchos trastornos mentales y enfermedades neurológicas.

El potencial adaptativo del sistema nervioso permite al cerebro reponerse a trastornos o lesiones, y puede reducir los efectos de alteraciones estructurales producidas por patologías incluso relacionadas con el deterioro cognitivo, u otras como la dislexia, el trastorno de déficit de atención (TDAH), la ansiedad, la depresión… o, incluso, el insomnio.

Lo que somos ya no tiene que ser el resultado de la combinación de nuestras experiencias y de nuestra naturaleza. Gracias a la plasticidad del cerebro, la aceptación de determinados problemas no tiene que ser la única hoja de ruta, ya que ofrece la opción de reprogramarnos y tener la oportunidad de iniciar una nueva experiencia.

Un comentario
  1. Si se conocieran más informaciones de este tipo, se terminaría con muchos tabús sobre enfermedades mentales y problemas habituales como los que se citan al final del texto. Muy interesante este artículo.

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