Hacer terapia: seguir el camino de las baldosas amarillas

Hacer terapia: seguir el camino de las baldosas amarillas

Terapia para entender y transformar el cerebro y el corazón

En este post vamos a recordar una película musical americana de 1939: El mago de Oz, basada en la novela infantil de Frank Baum, y  que tiene como protagonista a Judy Garland.

Es la historia de una niña, Dorothy, que es sorprendida por un tornado en Kansas y transportada a un mágico mundo en el que habitan brujas buenas, brujas malas, monos alados y demás seres extraordinarios. Calzada con unos zapatos rojos, comienza el camino de regreso a casa,  encontrándose seres muy especiales con los que entabla una gran amistad. Un hombre de hojalata que quiere un corazón para sentir, un espantapájaros que quiere un cerebro para pensar, y un león que busca valor y fuerza.

Todos quieren conseguir algo y juntos se dirigen a Ciudad Esmeralda, donde está el Palacio del mago de Oz, confiando en que este mago les proporcione lo que anhelan. Cuando conocen al Mago de Oz, descubren que es un impostor incapaz de hacer magia, pero también descubren que lo que estaban buscando ya estaba dentro de cada uno de ellos. La magia estaba en el camino y lo anhelado estaba en el interior de cada personaje.

Hacer terapia: un proceso lento en el que el paciente necesita tener confianza

Esto me recuerda al proceso terapéutico; no hay magia ni soluciones rápidas. El terapeuta no es el protagonista. El protagonista es el paciente, la persona que tiene el valor de pedir ayuda y se enfunda los chapines rojos para recorrer el camino de baldosas amarillas que es la terapia, para entender y transformar cerebro y corazón.

El cambio no es inmediato, se va produciendo poco a poco, paso a paso, con mucho esfuerzo y constancia. La solución está en nuestro interior y mediante la terapia el paciente va descubriendo las coordenadas, su propia hoja de ruta. A través de la terapia el paciente se va redescubriendo en un entorno seguro; entregado a la experiencia con apertura y generosidad para permitir que el cambio se geste en el interior.

Pedir ayuda, mostrar las dificultades de cada uno y aceptar la ayuda de los demás es un proceso positivo

Un elemento a destacar en la película El mago de Oz, es el clima de compañerismo y apoyo mutuo que surge entre los protagonistas. Es bueno pedir ayuda, mostrar las propias dificultades, y recibir y aceptar la ayuda de los demás, confiar.

Os animamos a que volváis a ver esta bonita película y que aportéis vuestro granito de arena en el apartado de comentarios de este artículo .

Una curiosidad: en la película, la vida real está en blanco y negro mientras que el Reino de Oz está a color. Supongo que cuando salimos de lo habitual y cotidiano una amplia paleta de colores se dibuja en el horizonte. Así que… ¡a ponerse zapatos rojos o a caminar descalzos! Lo importante es caminar por vuestro propio camino de baldosas amarillas.

 

Olalla Fernández

Terapeuta

MIMAPA – Centro de Psiquiatría y Psicología

Deje una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *