Prevención del suicidio: sacar el dolor interior y darle sentido

Prevención del suicidio: sacar el dolor interior y darle sentido

Suicidio: el dolor da el motivo, la inteligencia los medios

Considero que el marco de la teoría de la evolución es el más adecuado para acercarse a la observación de la conducta humana normal y patológica. Las propuestas de la Psicología evolucionista para explicar los trastornos mentales y el suicidio son muy sugerentes y se alejan del simplismo del reduccionismo biológico.

Recientemente he tenido noticia de la tesis de  C.A. Soper sobre el suicidio  gracias a los artículos de Pablo Malo, uno de los psiquiatras de este país que más ha aportado a la divulgación de este enfoque evolucionista de la Psiquiatría. Las ideas de Soper  me han fascinado y, además, se ajustan perfectamente con el acercamiento a toda la psicopatología desde el trauma y el apego, que es el paradigma en el que nos manejamos habitualmente en MIMAPA – Centro de Psiquiatría y Psicología

El suicidio siempre ha sido un problema para la Psiquiatría y también para la Psicología evolucionista. Se sabe que el suicidio es universal y está presente en todas las culturas y en todas las épocas. Si nuestros programas innatos más enraizados son el de supervivencia y el de reproducción, ¿cómo es posible que una conducta como el suicidio haya permanecido a lo largo de la evolución humana?

La explicación que ofece Soper es sencilla y elegante. El suicidio no es una adaptación, es un subproducto. El suicidio surge a partir de dos adaptaciones de nuestra evolución: DOLOR Y CEREBRO, afirma Soper; es decir, de que podemos sentir dolor, físico y emocional, y de que podemos darnos cuenta de que la muerte es una salida para el dolor. El dolor nos da el motivo y la inteligencia los medios.

Por un lado, el dolor que nos proporciona la consciencia de la propia muerte, el saber que nosotros y nuestros allegados morirán, que todos moriremos. Por otro lado, el dolor que se genera en el propio proceso de vivir, porque el dolor psicológico o emocional es fundamentalmente un dolor relacional. Es el dolor de sentirse excluido, rechazado, abandonado. El dolor por los otros.

Soper explica cómo necesitamos un “umbral cognitivo” para poder decirnos que el dolor se acabará si nos suicidamos. Y que por eso no hay suicidio en los animales y en los niños muy pequeños. Pero una vez atravesado ese umbral Soper intenta explicar porque entonces no nos suicidamos más. Y explica que el cerebro ha ido desarrollando a lo largo de la evolución barreras anti-suicidio.

El cerebro está construido para la supervivencia. Cuando aparecen amenazas o discrepancias el cerebro se pone en alerta y registra el contexto del peligro, a la vez que pone en marcha estrategias para evitarlo. El desarrollo de estas estrategias secuestra energía al organismo y, de alguna manera, conseguir sentir menos dolor lo hacemos a costa de hacernos menos inteligentes -nuestras funciones cognitivas están mermadas por el dolor y las estrategias para contenerlo-.

La primera línea de barreras serían estrategias cognitivas-emocionales de autoengaño que nos permiten eludir el dolor de la propia historia y el dolor de la propia finitud. Estas estrategias también fueron generando sistemas culturales que servirían de barreras contra el suicidio, fundamentalmente la religión.

Padecer un trastorno mental es tener en el interior un dolor que se hace difícil de controlar.

Y, lo más interesante, asegura Soper que cuando esas estrategias fallan la siguiente línea de defensa serían los trastornos mentales.

Los trastornos mentales serían el intento de solución del organismo para seguir teniendo el dolor a buen recaudo. Padecer un trastorno mental es tener en tu interior un dolor que se hace difícil de controlar.

Estrategias para la prevención del suicidio

Soper se pregunta si estamos haciendo lo correcto en el tratamiento de los trastornos mentales y en la prevención del suicidio. Tratar los síntomas mentales sin abordar el dolor que los origina puede ser una equivocación de graves consecuencias. ¿Será esto lo que explique las informaciones de que el suicido está aumentando en aquellos lugares donde hay mejores servicios psiquiátricos? ¿Qué está pasando?

“Si, como parece ser el caso, la causa de los trastornos mentales se relaciona normalmente con sucesos vitales adversos, amenazas al apoyo social y a los sistemas de significado, entonces la mejor manera de tratar los trastornos mentales es probablemente ayudar a las personas a manejar y enfrentarse a los problemas que los precipitan”, asegura Soper en una entrevista.

Estas hipótesis de Soper encajan con el modelo del trauma y del apego y y del grupo de terapias neuroafectivas que trabajan de “abajo-arriba”.

Desde temprana edad y en circunstancias en las que las necesidades del niño no son cubiertas, surge el trauma primordial, que trae consigo el dolor y la deprivación, y el primer mecanismo de defensa, la primera estrategia de supervivencia, es la escisión del dolor, y el desarrollo de distintas estrategias para mantener “escondido” ese dolor adaptarse al medio que nos toca vivir. Así, vamos tejiendo estrategias como la evitación emocional o la alta reactividad, el perfeccionismo y la rigidez, la compulsión a cuidar o la impulsividad. Adaptaciones al medio microsocial. Y cuando éstas fallan, que suele ocurrir al entrar en la adolescencia, pueden aparecer los trastornos mentales. Y el desarrollo de todas estas estrategias va secuestrando energía al organismo, restándola para el funcionamiento en nuestra vida diaria, restándosela a nuestro yo operativo.

Soper tiene razón, y es probable que no estemos haciéndolo bien. Tratar los síntomas químicamente sin abordar el dolor que los origina puede ser un error de enfoque.

La mejor prevención para el suicidio podría ser tratar de sacar el dolor interior en la historia de cada uno, para procesarlo y encontrarle un sentido. El camino es preguntarse ¿de dónde viene esto que me pasa? ¿por qué soy como soy?, y sobre todo descubrir CUÁL ES MI DOLOR

 

Referencias

Soper, C. A. (2018). The Evolution of Suicide. Cham, Switzerland: Springer.

Pablo Malo: https://evolucionyneurociencias.blogspot.com/2018/04/suicidio-y-evolucion.html

Entrevista a Soper:  http://ilevolucionista.blogspot.com/2018/03/suicidio-y-evolucion-entrevista.html

Artículo sobre servicios de salud mental y tasa de suicidios: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/28835107

 

José Antonio Barbado Alonso

Psiquiatra y Psicoterapeuta

MIMAPA – Centro de Psiquiatría y Psicología en Ourense

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