Conexión emocional: la dificultad de establecer relaciones duraderas y significativas

Conexión emocional: la dificultad de establecer relaciones duraderas y significativas

Emociones primarias: el eje de las relaciones interpersonales

Las emociones son más que un mero abanico de sentimientos presentes en todas las personas y compartido por todas las culturas; son el eje central del mundo interior de cada persona y de sus relaciones interpersonales, en cuanto cumplen un rol de auto-organización de la mente, del cual depende lograr o no un cierto equilibrio y alcanzar  lo que Daniel J. Siegel denomina “sensación de vitalidad y significación de nuestras vidas”.

A cada momento el cerebro recibe millones de estímulos internos y externos que buscan que la atención se focalice en ellos. Una vez que alguno lo consigue, el cerebro responde catalogándolo en bueno o malo buscando la activación del cuerpo. Se inicia así todo un proceso de apreciación – activación que desencadena una oleada de energía en el cerebro para que éste ofrezca un significado a ese estímulo y procese toda la información recibida. Se genera una emoción primaria como resultado de la evaluación inicial de importancia, bondad y maldad de una situación a través de la cual la mente se organiza para que el cuerpo reaccione protegiéndose en el caso de que sea algo negativo o exponiéndose más en el caso de una acción positiva.

Este proceso de formación de las emociones primarias es el mismo proceso neuronal  encargado de la comunicación social, lo que explica que las emociones sean el eje central de relaciones duraderas y significativas en las que existe una verdadera conexión.

Es a través de comprender este proceso, de darse cuenta de las emociones propias y de sus consecuentes estados emocionales, de la forma en la que se comparten esas emociones con los demás y de empatizar con las emociones primarias de los otros, lo que determina la construcción de relaciones emocionales importantes para uno y en las cuales uno puede sanarse; relaciones en las que las emociones positivas se amplifican y las negativas se suavizan, en las que uno se siente sentido, escuchado y teniendo en cuenta.

¿Por qué resulta difícil conectarse emocionalmente con los demás?

Todas las relaciones se construyen en base a la comunicación. La conexión emocional entre personas exige mantener una comunicación colaborativa e integrativa, en la que el diálogo que se establece es comprensivo, respetuoso con la dignidad y singularidad del otro y sin juicios.

Sin embargo, si uno no es consciente de sus emociones primarias, de sus estados emocionales y de las respuestas corporales que desencadenan esos estados –la emociones primarias se advierten con facilidad en el lenguaje no verbal, el cual genera una auténtica sintonía conformada por las expresiones del rostro, la movimiento y el contacto ocular, el tono de voz y el ritmo de las respuesta, la postura corporal…-, la comunicación colaborativa e integrativa es imposible y, por tanto, también lo es la conexión emocional, la sintonización con el otro.

Es frecuente tener cuestiones del pasado irresueltas que hacen reaccionar con el piloto automático y que impiden gestionar las emociones propias y comprender los estados emocionales de la otra persona.

El escaso control sobre las emociones primarias e incluso la existencia de emociones negadas y reprimidas hace que esas emociones se proyecten en forma de reacciones no adecuadas que condicionan la expresión y la regulación de las emociones de la otra persona. Por ello, la auto reflexión sobre las emociones propias y la comprensión de uno mismo, de su historia vital, de cómo su mente interpreta todo lo que le sucede en el presente y cómo su cuerpo reacciona ante ello, permite “abrir la mente” y modular las respuestas emocionales hacia la conductas de los demás, eligiendo la adecuada y evitando reacciones sobredimensionadas, derivadas más de nuestro estado emocional que del estado o acciones de la otra persona, o todo lo contrario, restando excesiva importancia a algo que para la otra persona sí es relevante.

Vivir con el piloto automático activado constantemente, sin el mínimo atisbo de atención plena, impide la conexión emocional y cada persona de la relación queda separada por su propio mundo interior apareciendo sentimientos de soledad e incomprensión.  Así, la relación interpersonal está más cerca de ser efímera y tempestiva que de ser duradera y amorosa.

Por el contrario, cuando dos personas son capaces de comunicarse emocionalmente, teniendo en cuenta, respetando y gestionando sus emociones primarias, -paso imprescindible para proyectar lo mismo en el otro y que le sirva de regulación- se genera entre ellas una mayor complicidad, sus mentes quedan ligadas y su comunicación verbal genera la misma sintonía. Y esa conexión será tal que incluso estando separadas físicamente, sus mentes seguirán unidas; se habrá creado un estado de resonancia, una parte de la otra persona seguirá manifestándose en nosotros a través de pensamientos, imágenes y sensaciones, y los efectos de esa relación sobre el desarrollo personal y la regulación emocional seguirán presentes a lo largo del tiempo.

 

Referencias

  • Daniel J. Siegel. Mary Hartzell. Parenting from inside out: how a deeper self-understanding can help youu raise children who thrive. Jeremy Tarcher/Putman. 2003.
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