La terapia EMDR muestra un cerebro dinámico, social e histórico
EMDR es un modelo terapéutico en fase de enorme expansión. Y le ha estado ocurriendo lo que suele pasar a los modelos nuevos. En una primera etapa son ignorados por la oficialidad; pero cuando la evidencia de su eficacia en los pacientes es comprobada por los terapeutas, comienza el boca a boca, que acelera su expansión. Al llegar a cierto punto de crecimiento, el stablishment se siente amenazado, un nuevo enemigo viene a repartirse la tarta, y comienzan los ataques a la validez del modelo, cada vez más agresivos. Tras el fracaso de esta etapa, y siguiendo la ola de expansión imparable, los portavoces del stablishment lo hacen suyo con naturalidad, y se convierten con suma rapidez en expertos. EMDR está a punto de entrar en esta última fase.
EMDR no es una simple técnica. Es un modelo terapéutico que integra elementos de distintos modelos.
EMDR encabeza una revolución en el ámbito de la psicoterapia y la psicopatología. Lidera un nuevo paradigma relacionado con el trauma, el apego y la disociación.
Este nuevo paradigma está bien definido en los escritos de D. Siegel, que lo llama Neurobiología interpersonal. El nombre propuesto por Siegel orienta a la importancia de las relaciones en el desarrollo cerebral, aunque a mi gusto, prefiero denominarlo paradigma neuroevolutivo o neuroafectivo. Lo considero más abarcativo al señalar un marco más global: el del cerebro-mente como producto de la evolución. Ver el cerebro-mente como producto de la evolución implica aceptar algunos principios:
- Que se entiende la mente en términos de computación, los procesos mentales como formas de procesar información: procesar preceptos, emociones y conceptos.
- Que la mente es un conjunto de subsistemas que han evolucionado por selección natural para realizar tareas concretas.
- Que la conducta animal es relevante para explicar la conducta humana. Que compartimos muchos programas comportamentales con los animales.
- Que existe una unidad básica del comportamiento humano cualquiera sea la cultura de procedencia.
Los terapeutas EMDR utilizamos una metáfora en la fase psicoeducativa para explicarles a los pacientes este tipo de terapia; la metáfora del tren; “imagínese que va en un tren mirando por la ventanilla, solo observando como pasa el paisaje; esto es lo que quiero que haga durante la estimulación bilateral”. Esto mismo es lo que los terapeutas de este modelo hacemos: observar cómo funciona la mente; y lo que “vemos pasar” es la mente evolutiva en sus aspectos filogenéticos y en aquellos propios de la historia de cada uno de nuestros pacientes.
¿Qué nos enseña EMDR de la mente evolutiva?
La primacía de las emociones
Aunque EMDR nació como un modelo cognitivo -era el paradigma dominante en 1990-, la práctica clínica fue mostrando la importancia de las emociones, y un elemento clave para el cambio: el procesamiento emocional.
Con EMDR vemos lo que ahora sabemos de las emociones: que antes que saber cognitivamente lo que está ocurriendo, ya sabemos si es bueno o malo para nosotros. Y además de este elemento informativo de las emociones, también observamos el correlato somático y cómo la emoción prepara al cuerpo para la acción -las tendencias de acción-.
Al contrario de lo que predica la terapia cognitiva, en EMDR vemos cómo el procesamiento emocional precede a las reestructuraciones cognitivas. Y no solo eso, con frecuencia se puede observar que esos insights surgen de forma espontánea, sin intervención del terapeuta. En otras ocasiones, el paciente necesita ayuda del terapeuta, lo que en EMDR se llama entretejido cognitivo, pequeños empujoncitos que nada tienen que ver con el arduo aprendizaje de estrategias cognitivas o con las interpretaciones de tipo psicodinámico.
EMDR conduce a la aceptación de las emociones
La observación del procesamiento emocional cuando se realiza EMDR es una de las cosas más emocionantes que se pueden ver en terapia. Observar la paleta de las emociones mezcladas y ver su destilación a emociones básicas, siguiendo un proceso frecuente desde el miedo y la rabia a la tristeza, una tristeza profunda y sanadora, que conduce a la aceptación.
La importancia de los sistemas de acción
Jaak Panksepp es el padre de lo que se dio en llamar Neurociencia Afectiva. Propuso la existencia de programas emocionales innatos, que llamó el proceso primario. Estos sistemas de acción estarían vinculados con circuitos específicos de activación y estados corporales propios. Serían moldeables por el entorno y quedarían acoplados a los eventos por condicionamiento clásico.
Estos sistemas de acción no son otra cosa que memorias o guiones, de tipo ancestral, codificados genéticamente. Su valor evolutivo es su rápida respuesta a amenazas; tienden a la finalización o despliegue completo del sistema generando bienestar o plenitud, lo que P. Janet llamó “acto de triunfo”. Su incompletud da lugar o distress y a una propensión a la repetición.
La acción emocional guía a la percepción y a la cognición
Estos sistemas son de base subcortical, y Panksepp sugiere que tienen una mente propia, una conciencia primaria que compartiríamos con los animales. Existen diversas clasificaciones, pero todas incluyen sistemas para la defensa, sistemas para la calma, el cuidado y la cooperación, y sistemas para la búsqueda y la recompensa.
Esa conciencia o yo primario sería exclusivamente subcortical. Esto avala el trabajo terapéutico de abajo-arriba, desde el cuerpo y las emociones, como sugiere el fundacional artículo de Bessel van der Kolk. En definitiva, La acción emocional guía a la percepción y a la cognición. La reestructuración emerge como consecuencia del procesamiento emocional.
EMDR y los guiones nucleares
Según avanza la línea del tiempo y el bebé humano interacciona con su entorno va surgiendo una interfase entre el organismo y su medio: la mente.
Diversas aproximaciones teóricas han formulado en qué consiste esta estructura que media entre el estímulo y la respuesta, que filtra la realidad cruda. Interesantes son las aportaciones de Bowlby con su concepto de Modelos Operativos Internos, o el concepto del Grupo de Boston del Conocimiento Relacional Implícito.
Sin embargo, personalmente, me gusta más y opino que encaja mucho mejor con el modelo EMDR, la llamada Teoría del Guion y el concepto de Guion Nuclear (nuclear script) de Silvan Tomkins, un psicólogo de orientación evolutiva. Es conocido por su Teoría de los Afectos o emociones básicas y universales y por el interesante análisis que él y su discípulo Nathansom hacen de la vergüenza como inhibidor central de las emociones. Pero, quizás, sea menos conocida su Teoría del Guion.
En el esquema básico conductual E-R, de estímulo-respuesta, Tomkins añade un vector más: la emoción. Así nos dice: E—secuencias de afecto—R; poniendo en el centro de la experiencia a la respuesta emocional. Tomkins dice que memoria y afecto están anudados entre sí. Que para que cualquier experiencia ingrese en la memoria es necesario que haya desencadenado primero una respuesta emocional. Y nos dice algo más: que el elemento básico de la memoria que almacenamos es la “escena”. Define la “escena” como una secuencia de imágenes asociadas a una valencia emocional, y que el procesamiento de la información tiende a que se agrupen en racimos de “escenas”. Esta vinculación se establecería de dos modos: por variación o por analogía.
- Por variación se refiere a escenas que muestra cambios pero permaneciendo inalterable lo esencial de la escena. Y dice que es lo que ocurre con las de valencia emocional positiva.
- Por analogía serían sobre todo las escenas de emoción negativa, en las que el reto de supervivencia es mayor, y las asociaciones se darían por emociones análogas o elementos del contexto, como el dónde y el cómo, que activarían estas memorias.
Estos racimos de escenas constituirían el guion nuclear. Un guion nuclear, una vez formado, sirve de guía del comportamiento, proporcionando un programa para la acción, e influyendo en las expectativas. El guion nuclear se caracteriza por estar intensamente cargado de emoción negativa y definido por temas irresueltos. El guion nuclear, dice Tomkins, busca reensayar la escena una y otra vez hasta resolver el problema original.
Así que tenemos: secuencias de E—Afecto—R……………..ESCENAS……………… Racimo de escenas…………………….GUION NUCLEAR
Cundo un estimulo, por analogía, toca un guion, éste se descomprime, se desenrolla, mostrando imágenes, emociones, elementos sensoriales, cogniciones…
Por último, otra idea de este autor hace referencia a que la repetición de los guiones consolida su fortaleza dentro del sistema, y se convierte en una estructura con cierta autonomía.
Creo que cualquier terapeuta EMDR puede ver en este resumen de las ideas de Tomkins el relato de lo que vemos asomándonos a la ventana mental de cada uno de nuestros pacientes, viendo cómo se debaten atrapados en un mismo guion, una y otra vez.
Shapiro tuvo la ocurrencia de agrupar las creencias negativas en tres plataformas: la de la seguridad, la responsabilidad y el control. Estas plataformas pueden ser vistas como guiones nucleares.
Miles de terapeutas de todo el mundo han confirmado la intuición de Shapiro. La mayoría de las cogniciones negativas que surgen de los pacientes durante la terapia encajan en alguna de estas plataformas. Y cómo estos guiones correlacionan con las distintas etapas del desarrollo, es decir, con la dinámica de una mente en evolución.
Los guiones nucleares sobre nosotros mismos, sobre los otros y sobre el mundo, constituyen el mapa personal que va actuar como filtro de los estímulos, de la experiencia. Y según vamos creciendo, más nos alejamos de la percepción de la realidad directa y más la vemos a través de nuestra rejilla, una rejilla con mayor o menor grado de autoengaño.
Trauma, Apego y EMDR
Así como la neurosífilis fue el modelo de enfermedad de la psiquiatría biológica kraepeliniana; el TEPT es el modelo de enfermedad del nuevo paradigma del que EMDR es uno de los puntales. Desde esta visión, el trauma temprano sensibiliza a posteriores daños traumáticos, y las unidades a explorar serían las memorias: las memorias traumáticas de los eventos de T mayúscula y las memorias implícitas de los traumas del desarrollo.
Por tanto, este nuevo paradigma crece en torno al neurodesarrollo. En torno a la historia del cerebro y a la pequeña historia de cada cerebro; la historia filogenética y la ontogenia, el desarrollo. Y frente al determinismo genético aparece la epigenética, que nos trae un aire lamarckiano que devuelve la responsabilidad al sujeto humano y a su entorno. Es lo que te ocurra, lo que hagas a los demás, y lo que hagas contigo la llave de la salud y la enfermedad. La patología sería así, una patología de la memoria. Lo que nos ocurre sería crucial en el desarrollo de la personalidad y la patología. No habría líneas claras de separación entre lo normal y lo patológico.
En este contexto, la Teoría del Apego se está convirtiendo en la compañera idónea para la moderna Teoría del Trauma que sustenta el trabajo con EMDR. En el momento actual muchos modelos terapéuticos están incorporando conceptualizaciones de la Teoría del Apego en sus protocolos. La Teoría del Apego está mostrando su universalidad y su transversalidad teórica.
Uno de los referentes en EMDR, Andrew Leeds, propuso, sin éxito, unificar EMDR con la Teoría del Apego, llamándolo Terapia Neuroafectiva. Fue un buen intento. Porque es lo que ocurre históricamente con los modelos terapéuticos, parciales como son, terminan convergiendo e integrándose.
EMDR y el sistema cerebro-mente-cuerpo como una unidad que se autoorganiza
EMDR termina para siempre con el dualismo. La respuesta del organismo como un todo integrado es luminosa en la terapia EMDR. Lo emocional afecta al organismo de forma global. No hay distinción entre lo psíquico y lo físico. La conexión reflexiva entre mente-cuerpo y la relación de los estados mentales con múltiples afecciones orgánicas reintroduce la medicina psicosomática como la única posible en el futuro. Así lo indican los estudios epidemiológicos, véase el estudio ACE.
Aquellos puntos vulnerables atraparán la energía estancada. Y como todo sistema autopoiético, el organismo tiene su propia capacidad autoreparadora. Shapiro lo llamó el PAI, el procesamiento adaptativo de la información. Que no es otra cosa que neuroplasticidad.
Las terapias de arriba-abajo intentan consolidar circuitos neuronales nuevos que puedan contrarrestar aquellos cableados que sostienen el malestar, los síntomas. Las terapias de abajo-arriba actúan por neuroplasticidad, recableando los circuitos disfuncionales. El mecanismo neuroplástico sería la reconsolidación de la memoria. Frente a lo que se pensaba hace 10-15 años, las memorias emocionales sí se pueden cambiar. La reconsolidación de la memoria es uno de los mecanismos básicos para el cambio terapéutico.
EMDR nos permite asomarnos a la ventana de la mente evolutiva y lo que nos muestra es un cerebro que es:
- Dinámico, que evoluciona y se construye a sí mismo, permanentemente, en constante intercambio con su ecosistema.
- Social, porque es un producto evolutivo, y buena parte de las estructuras cerebrales, redes neuronales y funciones de la mente tienen su fundamento en y para la interacción con los otros seres humanos.
- Histórico, porque toda experiencia deja una huella neuronal, y nuestros sistemas de memoria nos permiten hablar de un conocimiento implícito, de unos guiones nucleares que subyacen a la conciencia.
Referencias
Siegel, D. (2001): La mente en desarrollo. DDB
Panksepp, J. (1998). Affective neuroscience: The foundations of human and animal emotions. New York: Oxford University Press.
Van der Kolk. (2002): Más allá la cura por el diálogo. En Shapiro: Promesas para el desplazamiento de un paradigma. APA Press
Tomkins, Silvan S. and Carroll E. Izard (1965), Affect, Cognition, and Personality: Empirical Studies New York: Springer.
Tomkins, S. http://www.tomkins.org/
Shapiro, F, (2001): EMDR. Ed. Pax México
Ellenberger, H. El descubrimiento del inconsciente. Ed. Grados , 1976
José Antonio Barbado Alonso
Psiquiatra y Psicoterapeuta
MIMAPA – Centro de Psiquiatría y Psicología en Ourense