Hacia una Psiquiatría Integrativa

Hacia una Psiquiatría Integrativa

Desde que hemos separado la mente del cuerpo, y del espíritu, la medicina en general se ha alejado del hombre para centrarse en el órgano, y ese camino considero ha sido nefasto para el abordaje de ser humano enfermo, al ser sustituido por un abordaje de la enfermedad.

La enfermedad tiene que volver a ser considerada en el contexto biopsicosocial y abordarse desde ese paradigma. Desde ahí dejamos de ver enfermedades para comenzar de nuevo a ver personas que enferman. Dejamos de ver al enfermo de la ciento dos ventana, para comenzar a ver a la persona con nombre y apellidos, que nos informan de su historia familiar, de su entorno social, de sus hábitos de vida…

Y es que cada persona que enferma lo hace de una manera diferente, aunque tengan el mismo diagnóstico. No es que el diagnóstico no sea importante. Sí lo es, pero más importante es atender a la persona, y su modo de enfermar va a estar determinado por otros factores que van más allá del diagnóstico.

La superespecialización es consecuencia necesaria del abordaje de la enfermedad aislada de la persona. En este contexto el objetivo es liberar a la persona de los síntomas de la enfermedad. Quitarle el dolor, la fiebre, el tumor, la infección…se convierte en una prioridad. Queremos afinar cada vez con mayor precisión en la descripción de la patología, en el diagnóstico de la enfermedad y, a partir de ahí, elaboramos protocolos de actuación, que tienen por objetivo liberar a la persona de esa enfermedad, o hacérsela más llevadera, cuando le ponemos el apellido de crónico.

No deja de ser importante. Pero la superespecialización nos lleva a ver trozos de humanos, partes enfermas aisladas del resto del organismo y aisladas también del entorno, de la historia del enfermo, de su estilo de vida… Y así, dejamos de lado el investigar y dar peso a los factores que han podido favorecer que la enfermedad haya aparecido.

Los psiquiatras tratamos personas no enfermedades

En psiquiatría, yo defiendo el tratamiento de la persona, no de la enfermedad. Defiendo también el tratamiento individualizado, centrado en la persona y escapo del protocolo.

Para empezar, en este campo de la medicina no hablamos de enfermedades, sino de trastornos. Y cada persona con uno de estos trastornos es totalmente diferente. O, trastornos denominados iguales, son diferentes en cada persona.

Desde ese punto de vista, el protocolo considero que no tiene sentido. El protocolo unifica, no tiene en cuenta la enorme diversidad en los modos de enfermar o de manifestarse el malestar emocional.

Y, al igual que en otras patologías, no deberíamos centrarnos en quitar el síntoma. Quitar el síntoma sin más, es una mala praxis. Es rellenar y pintar las grietas de una casa sin ir a estudiar qué lo ha provocado, qué lo ha favorecido.

Debemos ir más allá del síntoma. Y, cuando lo hacemos, nos encontramos con personas. Personas que tienen una historia, una familia (de origen y la actual), un entorno en el que viven y se desenvuelven, unos hábitos de vida; personas que tienen problemas, preocupaciones, traumas, miedos, …y también muchas habilidades y fortalezas.

Nos interesa conocer más allá de los síntomas de depresión, ansiedad… cómo se relacionan, cómo duermen, cómo comen, cómo cagan (aunque parezca escatológico y poco elegante para una consulta psiquiátrica), qué otras patologías sufren…Y, cuando lo hacemos así, es entonces que podremos descubrir que esos síntomas no son consecuencia en exclusiva de un déficit de serotonina o de dopamina. Siempre es algo más. No se trata en exclusiva de un disbalance de neurotransmisores. Se trata de encontrar qué hay detrás. Y lo que solemos encontrar es que en la base de todos estos trastornos hay procesos neuroinflamatorios donde el estrés emocional es un factor etiológico determinante, pero también lo son los hábitos alimenticios, los contaminantes ambientales, la falta de ejercicio, los procesos infecciosos crónicos y silentes…

Así pues, nuestro diagnóstico debería abarcar todos estos aspectos. Debería ir más allá de la depresión, la ansiedad o la psicosis. Y solo así, podremos establecer un buen abordaje terapéutico que debería incluir:

  • Abordaje psicoterapéutico (individual, de pareja, familiar).
  • Medicación psiquiátrica, si procede.
  • Hábitos saludables: ejercicio físico, alimentación, higiene del sueño, contacto social.
  • Favorecer la resolución de los procesos inflamatorios crónicos que subyacen a gran parte de los síntomas (resolución es distinto de supresión, pero eso queda para otro artículo).

Desde este punto de vista, la psiquiatría está claro que va más allá de hacer un diagnóstico y dar fármacos. Y así me gustaría que comenzase a ser vista y entendida. Se trata de una especialidad médica intregradora e integral que mira y ve a la persona en su totalidad, como un ser único y social. Solo desde ahí se puede hacer una buena práctica psiquiátrica.

 

Dra. Mercedes Fernández Valencia

Psiquiatra y Psicoterapeuta 

MIMAPA  – Centro de Psiquiatría y Psicología

 

 

 

 

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