Neuronas espejo o cómo vivir de forma “virtual” la experiencia de los demás

Neuronas espejo o cómo vivir de forma “virtual” la experiencia de los demás

Neuronas espejo: la conexión con la vida interior de los demás

“Yo no le pregunto al herido cómo se siente. Yo mismo me vuelvo el herido”- Walt Whitman, poeta.

¿Por qué lloramos o reímos cuando vemos a un actor interpretar un papel o cuando alguien de nuestro entorno lo hace? ¿Por qué nos entristecemos al ver imágenes de personas sufriendo o nos alegramos si están disfrutando? ¿Por qué nos movemos al ritmo de la música de un intérprete? ¿Por qué somos capaces de entendernos con otra persona sin hablar?

La respuesta a estas cuestiones es tan sencilla como complejo es el entramado mental que desencadena esa  reacción. Sucede porque estamos dotados de neuronas espejo o neuronas especulares que nos conectan con la emoción o pensamiento que se quiere transmitir o que está experimentando quien estamos viendo.

Muchos de los fenómenos mentales que nos sobrevienen, como los que se acaban de mencionar, solo se pueden explicar y comprender en relación a los demás, ya que únicamente surgen en nuestra dimensión como seres sociales, y es en ese contexto en el que nuestro cerebro percibe, siente, copia y actúa conectándonos con la vida que hay en el interior de las personas con las que entablamos relación.

En diferentes artículos de este blog de MIMAPA – Centro de Psiquiatría y Psicología, ubicado en Ourense, se ha reseñado que las personas no nacemos como un folio en blanco, sino que lo hacemos con una mochila cargada de condicionantes; entre ellos, la necesidad de entablar relaciones sociales, inicialmente, durante la infancia, para sobrevivir, y a medida que crecemos para desarrollar nuestro potencial y alcanzar niveles satisfactorios de bienestar y salud.

Esa dimensión social se inicia ya en el útero matero – el bebé sonríe ante estados placenteros que experimenta la madre – pero es fácilmente apreciable en las primeras semanas de vida cuando el bebé sonríe, balbucea y emite gestos en su interacción con los adultos a los que trata de imitar, en particular a su madre. La imitación es la forma de estrenarnos en las relaciones sociales; es el mecanismo más sencillo de aprendizaje, y del cual nos servimos durante toda la vida. Imitamos los movimientos, gestos y expresiones, incluso lingüísticas, de los demás de forma inconsciente, al igual que otros nos imitan sin darse ni darnos cuenta; un fenómeno que llega hasta el nivel de que entablamos relaciones más estrechas con quien realiza nuestros gestos, se mueve y expresa de forma más similar a nosotros.

Y esto se cumple porque las neuronas espejo, son neuronas visumotoras, no codifican un instante o una cosa, sino que codifican la acción motora; es decir, fusionan a las personas a través del movimiento que realizan.  Las neuronas especulares son un mecanismo biológico que permite intuir y sentir a la otra persona a través de su movimiento, así como comprender acciones sin necesidad del razonamiento.

Las neuronas espejo dejan “al descubierto” el estado mental subyacente que experimenta el otro enfatizando la capacidad del cerebro de captar lo que sucede en el entorno.

 ¿Cómo funcionan las neuronas espejo?

Los seres humanos tenemos neuronas espejo en el lóbulo frontal, encargado de la planificación y ejecución del movimiento, en el lóbulo parietal, que integra información de los sentidos en una imagen corporal, y en la corteza insular y el cíngulo, relacionados con las emociones y el dolor.

Ello explica que al estar presentes en áreas de control emocional no solo se activan durante la experiencia sino que también se activan durante la observación de otros. Ejemplo de lo que sucede son los sentimientos de asco, relacionado con la ínsula anterior ventral, y la risa y el miedo, controlados por la amígdala y las subregiones de la corteza cingulada. ¿Quién no ha sentido asco simplemente viendo la expresión de rechazo que ante algo ponía otra persona, o quién no se ha contagiado de la risa de otra persona o ha sentido miedo al ver como un actor lo pasa mal en una escena de terror?

Los sentimientos son contagiosos porque funcionan las neuronas espejo. Las neuronas especulares crean una frecuencia imitatoria y luego envían estas señales al sistema límbico para acabar sintiendo lo que los demás sienten.

Una de las características de las neuronas especulares es que para que el sistema de espejo funcione no es necesario que exista previamente la información en el cerebro que refleja. Según explica Giacomo Rizzolatti, neurobiólogo y descubridor junto con su equipo de investigación de las neuronas espejo “en el útero de la madre se aprende el vocabulario motor básico, o sea que ya tenemos ese conocimiento, es básico, es puramente motor. Más tarde, al ver a otras personas reproducir movimientos, el individuo se sitúa en su propio interior y comprende a los demás”.

Neuronas espejo: el eje de la vida social

Quizás se puede concluir que nuestro cerebro está diseñado para cumplir el objetivo de vivir de la mejor forma posible, para lo que necesita crear puentes con los demás, entablar relaciones, algo para lo que las neuronas espejo son fundamentales: identifican las emociones de los demás al activar la capacidad de poder anticipar los pensamientos, las intenciones y los sentimientos;  son el pilar básico de la empatía, la capacidad de relacionarse y comunicarse poniéndose en la piel del otro tiene su correlato anatómico-fisiológico en estas redes neuronales; y son claves en el aprendizaje y en el leguaje, ya que se estimulan cuando la persona realiza conductas que llevan a la consecución de una meta, pero sobre todo cuando observa esas conductas en otros, siendo imprescindibles en el control de descodificación de las intenciones de los movimientos. Sin neuronas especulares también puede haber aprendizaje, sin embargo esa imitación se trataría de una mera repetición en la que no se captarían los sentimientos y las emociones que alberga el movimiento y que experimenta la otra persona.

Las neuronas espejo disuelven barreras entre uno mismo y los otros, fomentan la cercanía y la cooperación. Un derribo, una disipación esencial para la vida social.

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