“No hay necesidad de apresurarse. No hay necesidad de brillar. No es necesario ser nadie más que uno mismo” – Virginia Wolf.
Esta conocida cita de la escritora británica refleja unas circunstancias que no experimenta quien está marcado por la herida del rechazo; una de las heridas emocionales más profundas y dolorosas que puede sufrir una persona.
Quien padece la herida emocional del rechazo se apremia para no ser visto pero al mismo tiempo se exige ser el mejor para lograr el halago y la aceptación de los demás; no desarrolla su auténtica personalidad porque se pone una coraza, una máscara de huida con la que intenta protegerse de no volver a revivir el dolor que produce ser renegado, repudiado, pero que igualmente le condena a vivir de forma constante con temor. Una realidad que refleja mejor la sentencia del poeta lírico y satírico Horacio, “quien vive con temor nunca será libre”.
El germen del rechazo coincide con la génesis de la vida
El rechazo es la mayor de las marginaciones. Niños y adultos, de forma instintiva, huyen de ser censurados, refutados, apartados; resulta humillante y conlleva renegar de uno mismo y, en su máxima expresión, a sentirse inmerecedor del derecho a vivir.
El rechazo materializa una existencia fría, desagradable, llena de pánico, tristeza, vergüenza y rabia que puede desencadenar un bucle arrollador. Sin embargo, los intentos por evitarlo pueden ser infructuosos. Se trata de una herida que suele generarse entre la gestación y el primer año de vida; en un momento vital en el que precisamente debería de sentirse todo lo contrario en un contexto marcado por el apego seguro y la mentalización.
Un hijo no deseado, una relación de pareja o familiar tóxica que se traslada al niño, un patrón de cuidado maternal o paternal disfuncional heredado de la generación anterior, progenitores con la capacidad de sentir, de querer y dejarse querer bloqueada por rechazos amorosos previos, niños que tras nacer tienen que ser hospitalizados o cuyas madres deben serlo tras el parto, incluso infantes concebidos en periodos con problemas económicos severos o coincidentes con desastres medioambientales o guerras… son detonantes de la herida de rechazo.
Esta herida no siempre es intencionada. Los progenitores pueden no querer herir o rechazar a sus hijos y hacerlo de forma inconsciente a través de situaciones repetitivas en las que decretan cualidades negativas sobre el infante, le presionan, amenazan, actúan con impaciencia o incluso ira ante acciones o situaciones en las que la mejor opción para su desarrollo sería reaccionar con empatía y cariño.
Dado que se produce en la primera infancia, el niño queda encerrado en la cárcel del desconcierto y empieza a dibujar y a interpretar su vida de forma subjetiva desde su máscara emocional. Su energía se concentra en ocultarse, en encarcelarse y controlarlo todo, pero su cuerpo y su lenguaje evidencian esa herida de rechazo, y lo harán, también, sus enfermedades futuras.
El rechazo es una herida emocional que proviene del progenitor del mismo sexo, el encargado de enseñar a amarse y a amar, papel contrario al que realiza el progenitor del sexo opuesto, quien enseña a dejarse amar, a recibir amor, lo que explica que quienes sufren esta herida se sientan mejor con personas del sexo opuesto.
La personalidad y el lenguaje delatan la herida del rechazo
Quien vive bajo el yugo del rechazo aprecia el silencio, huye del apego a lo material, le atrae lo intelectual y lo espiritual, tiende a disfrutar de la soledad y a ser parco en palabras. De carácter tranquilo pero oscilante, pasa rápido del amor al odio, de sentirse incomprendido y aislado a sentirse orgulloso de su capacidad de no llamar la atención y de no necesitar de nadie, de negar el dolor que le genera no sentirse sentido a anhelar ser amado. Suele ser una persona despistada que incluso en su interior vive en un mundo imaginario paralelo para sobrellevar su dolor.
En sus conversaciones o respuestas son recurrentes expresiones como “no valgo para nada”, “los demás lo harán mejor que yo”, “a mí no me importa”, “da igual lo que haga, a mí no me afecta”, “quiero desaparecer”, “quería que mis padres desaparecieran”, “no soy suficientemente bueno”.
Las enfermedades del rechazo
El cuerpo lleva la cuenta de todas las heridas y de una u otra manera termina reflejándolas.
Todas las personas tienen el lado derecho del cuerpo diferente al lado izquierdo, diferencias más notables y visibles en quien está marcado por la herida del rechazo; síntoma de que es un cuerpo incompleto que no quiere dejarse ver del todo, que quiere ocupar poco espacio, que su deseo sería huir. Por ello, es probable que su complexión sea estrecha, con hombros inclinados hacia delante, brazos pegados al cuerpo, ojos pequeños con mirada ausente o de temor, con deformidades tales como cuerpo grande y cabeza pequeña, tobillos finos y gruesas pantorrillas.
Un aspecto frágil que hace que ese círculo de no sentirse válido se retroalimente si los demás se preocupan por esa persona un poco más de lo normal, lo cuidan y protegen más y/o deciden por él. En lugar de verlo como un gesto de amor, quien sufre la herida del rechazo lo va a interpretar desde su máscara de huidizo llegando a la conclusión de que no tiene habilidades ni virtudes, haciendo más profunda su herida y más intensas su tristeza, vergüenza y rabia.
Rigidez y bloqueos que si externamente se experimentan como se ha descrito en las líneas anteriores, también tienen una repercusión interna haciendo a quien sufre la herida de rechazo más propenso a padecer determinadas enfermedades, como problemas alimenticios, arritmias, problemas respiratorios, mareos, cáncer, agorafobia depresión, psicosis…
Cultivar la consciencia para sanar la herida del rechazo y dejar de huir
“Vivir las experiencias una y otra vez hasta que podamos aceptarlas y amarnos a través de ellas.” Esa es la receta de Lise Bourbeau, autora de Las cinco heridas que impiden ser uno mismo, para vivir con libertad cuando se sufre una herida emocional.
Temores, lamentos, juicios, culpabilidad, en definitiva, la no aceptación de uno mismo y de lo que sucede, el no aprendizaje, es un imán que atrae a personas y circunstancias que hacen revivir la misma experiencia de lamento, temor, culpabilidad, una y otra vez. Para romper el círculo vicioso la única vía es la de cultivar la consciencia, vivir inteligentemente percatándose de la consecuencias de cada acción, de cada pensamiento. Tan sencillo y tan complicado como cuando se elige hacer o decir algo y no tiene las consecuencias deseadas, aceptar que esa opción fue elegida por uno, sin culpabilidades ni reproches hacia uno mismo o hacia los demás. Implica, también, controlar el ego, porque cada experiencia complicada con los demás tiene como objetivo mostrar que uno mismo actúa de manera similar a como lo hacen los otros.
La superación de una herida emocional reside solo en la aceptación y el aprendizaje constante con la ayuda de un terapeuta que hará recuperar el sentimiento de ser merecedor de vivir plenamente a través de momentos terapéuticos en los que se volverá a sentirse sentido y resdescubrirá realmente quién es.
Esa soy yo.
Muy bonita y adecuada la reflexión. Ya entendí que no tengo la culpa de nada. Mi abuela no me quería, no le agradaba que mi mamá hubiera sido madre soltera como ella y peor de un hombre que ni siquiera conocía. Le desagradaba mi aspecto físico, trigueño, pálido y no sonrosado y blanco como ella, con rasgos de indio y negro. Esto lo pensé hace un momento, antes de leer en la página: Yo fuí la que se metió en la vida de mi mamá y mi abuela y les generó la verguenza pública que ellas no pudieron soportar. Por eso me siento culpable y por eso ellas me rechazaron. Mi papá ni se inmutó con mi existencia, tomó el camino fácil y dió la espalda. Yo fuí la culpable por haberme metido en donde no me llamaban. Mi mamá era responsable de sus actos y ella debía asumir su maternidad, responsablemente lo hizo pero permitió el maltrato de mi abuela por su rechazo y el de algunos familiares que no me saludaban en mi propia casa. Pero se que no soy culpable de nada, nada y MEREZCO todo lo bueno del mundo.
hay que ser muy fuerte para haber vivido eso, te admiro mucho
desde niño me senti rechazado inferior me trataban de chanchito mis hermanos abusaban física y psicológicamente de mi y no estuvo papa ni mama ahí para protegerme soy un chico bisexual afeminado y masculino al mismo tiempo desde niño me recordaron lo estúpido y ridículo que me veía mis papas me tiraron muchas cachetadas y golpes escuche que amar a alguien de tu mismo genero esta mal que ser femenino es ridículo tonto y esta mal desde niño siempre me rechace y supe que tuve que ponerme una mascara para siempre si no lo hacia me iría muy mal nunca me he sincerado con nadie nadie me conoce en realidad cualquier mínimo comentario me afecta muchísimo y siempre estoy viendo por los demás . . .
Te abrazo….espero que puedas encontrar ayuda
Excelente artículo
Hola María Alexandra y María Victoria que agradable y reconfortante seria entre todas las personas que sufrimos de esta herida de rechazo, poder acercarnos y contactarnos para juntas/os ayudarnos y poder dar las experiencias y dolencias de cada uno.
Yo soy de la Provincia de Córdoba – Argentina y aquí abajo dejo mos datos +54 (3572) 533894 Facebook Cinthia Denise Vicente un abrazo grande y a seguir trabajando en uno para ser más felices y libres. Besoss
tengo 15 años y mi herida de rechazo es muy profunda y me hace ver la vida muy confusa y horrible, ya hasta el punto de estar demasiado sola (no creo en los amigos) y sí padezco tener psicosis y mucha agorafobia y aunque he tenido mucho apoyo de mi familia que es solo un grupo pequeño y un padre ausente, siento que son demasiado buenas con migo hasta el punto de no merecer mi derecho a vivir
Yo hasta ahora se que es el tomar consciencia, puedo ser capaz de saber cuando mi ego y cuando mi herida esta activa, espero que con práctica pueda sentir la herida y aceptarla cada vez que aparezca, darme amor y compadecerme. Ahora bien, simultaneamente al saber las heridas tambien las idetifico en otros y llego a la conclusión de que aun cuando todos los seres humanos tenemos en mayor o en menor medida, creanme que mirar y sentir en un sitio de tu cuerpo como lo dice la autora de las 5 heridas y su sanación… es lo que mas me cuesta, pero a la vez veo que hago cosas que realmente si quiero hacer, estoy en ese proceso pero a la vez me la gozo. Quien hubiera sabido? , Fui a varias terapias con psicologos y teminaban llorando junto a mi. Igual si necesito a uno , ya sabre en que momento lo podre tener segun como voy sanando la herida del rechazo.
Yo me doy cuenta hoy a mis 33 años que esto es lo que me pasa tengo esta herida desde niña sentía rechazo de parte de mi mamá y de mi hermana mayor y es algo que aún siento que aún sucede y lógicamente no e podido sanar afecta al momento de querer tener una pareja o con mis relaciones interpersonales siempre me hicieron y me hacen sentir entre las dos que soy incapaz de lograr cosas que no soy suficiente hacen comentarios hirientes y me descalifican con frecuencia me tratan como niña quisiera poder recuperar mi autoestima y sanar esta herida poder tener una relación de pareja y amistades duraderas
Hola M. P Aldana.
¿Cómo has sido capaz de entrenarte para ver cuando surge el ego o cuando es la herida la que actúa?
Yo llevo años, he hecho en total 14 años de terapia y he probado muchas terapias alternativas, meditación…
Pero no consigo llegar a ese punto dónde reconoces lo que pasa y lo puedes gestionar con antelación y de mejor manera.
¡Sería genial, poder conseguirlo!
Mi Padre era Narcotraficante y siempre quise amarlo , siempre le deba una oportunidad y siempre me decepcionaba , me golpeaba y se enzañaba conmigo , yo solo queria amarlo.
en ocasiones violaba a mi madre y luego me violentaba o me maltrataba. incluso en una ocasión casi me muero frente a sus ojos y un desconocido me salvo , solo tenia 7 años.
Desde que le pedí no verlo nunca mas me sentí mucho mas tranquilo, pero toda mi infancia y mi crecimiento fue reservado a leer y vivir en un mundo ajeno de ilusiones y expectativas que juraban que a pesar de no merecer nada tal vez alguien me amaría si podía destacarme. mi concepto personal era el peor a pesar de que las personas siempre me decian cosas agradables , nunca pude desarrollarme socialmente, siempre que alguien me hablaba huia , no sabia por que se me acercaban. Este articulo me ayudoa aentender que es algo que no decidimos, son situaciones que nos acontecen y nos marcan . pero realmente el bienestar es algo que uno puede buscar y realmente lograr si se lo propone. Los animo a todos a poder confiar en ustedes mismos xq tienen mas poder del que imaginan. Gracias
Gracias..me interesa mucho…para sanar
agradezco como espero lo sientan otras personas a quienes escribieron sus vivencias y sentimientos, es la primera vez que leo palabras que logran darme calma, que se sienten humanas, que te hacen sentir menos solo, es tan complicado vivir la soledad y confusión a la que nos llevan las heridas emocionales, y espero todos logremos llegar a darnos la mano a si mismos y ayudarnos a salir, es complicado sentir realmente que podés, pero no estamos solos, no somos los únicos que sufrimos y aunque no encontremos alguien físico ahí que nos pueda dar aliento, siempre hay quienes estan sintiendo algo similar para mostrarnos que tenemos que abrazarnos un poquito más y dar un pasito más allá del dolor
SANACIÓN HERIDAS DE NUESTRA INFANCIA.
Nuestras emociones, nuestras heridas de la infancia y nuestras reacciones nos condenan a revivir relaciones insatisfactorias y comportamientos destructivos. Algunas de nuestras heridas se experimentan en la vida uterina y otras nos transmiten como herencia por nuestros padres a través de nuestros genes y nuestra educación.
Todos llevamos dentro heridas de la infancia que influyen insidiosamente en nuestras vidas, nos persiguen hasta la edad adulta, impidiéndonos amarnos plenamente a nosotros mismos y expresar todo nuestro potencial.
Estamos condicionados como máquinas para amoldarnos al mecanismo de sufrimiento, de dolor, de herida y continuamos nuestra lucha con nosotros mismos.
-Canalización energética.
-Sanación heridas de la infancia.
-Seriedad.